QOPIWINI – CRÓNICA DE UN DÍA HISTÓRICO
LAS PALABRAS
(Agencia Periodística Timbó) Son las nueve de la mañana del 17 de diciembre y en Capital Federal está lloviendo. Retiro es un caos. Las pocas cuadras que lo separan de Plaza de Mayo se hacen lentas, el tránsito está pesado. Se sabe que están llegando desde diferentes puntos del país. Hay dirigentes que estuvieron reunidos, desde hace días, para seguir dándole vueltas al documento que se está por presentar. También se informa que hay colectivos demorados, que hay hombres y mujeres viajando desde ayer.
Las radios porteñas comienzan a decir que hoy a las diez de la mañana el presidente de la Nación, Mauricio Macri, se reunirá con Félix Díaz y un gran número de representantes indígenas de más de treinta pueblos. La expectativa es grande. No paran de sonar los teléfonos. Dónde están, cuándo llegan, dónde se agrupan.
En la calle el mundo sigue girando, pero por momentos algunos desprevenidos se detienen y observan. Está por pasar algo. Es que hay gente amuchada al reparo de un techo y son muchos y llevan banderas y colores y abrazos. Se percibe tensión, duda, pero también cierta esperanza. Un policía intenta ordenar el tumulto de ansiedad y dice que en pocos minutos comenzará el ingreso al Museo del Bicentenario de la Casa Rosada, que el Presidente de la Nación está esperando.
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Félix Díaz llega cuando ya parece que todos están listos. Llega y es un abrazo fundido. Muchos se apuran para hacerle llegar su reconocimiento, para agradecer, para fortalecer la entereza de ese hombre que buscó, incansablemente, llevar las demandas de su comunidad al escritorio del Poder Ejecutivo Nacional.
Y parece que hoy es el día. Que hoy, luego de más de cinco años y dos acampes en el centro de la ciudad; luego de cinco años y un recorrido vertiginoso por los medios de comunicación; luego de cinco años y cortes de rutas, reuniones, asambleas, muertes, acuerdos y desacuerdos; luego de cinco años y silencios y ruidos; luego de cinco años y dolores y fortalezas, el Presidente del país, abre las puertas para recibir el reclamo indígena.
Entonces, toda esa tensión se condensa en las manos que se unen. Y es verdad que en el aire se respira ilusión. Porque allí hay dirigentes Indígenas que conocen su tiempo y su territorio, que llevan la palabra de sus comunidades, que vienen cargando el consejo de sus ancianos.
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Una hilera de sillas ubica a los protagonistas de la mañana. Allí está Félix Díaz; Relmu Ñamku, de la comunidad Mapuche Winkul Newen; el Jefe de Gabinete, Marcos Peña; el Ministro de Justicia, Germán Garavano; el Secretario General de la Presidencia, Fernando De Andreis; el Secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj y el Presidente de la Nación, Mauricio Macri.
Más de un centenar de personas se ubican en sillas y otro tanto observa de pie lo que se está por decir. Las cámaras apuntan desordenadamente. Las palabras iniciales convocan a Félix Díaz. Y el hombre, inmutable, sabiendo lo que tiene que decir, dice: “Este es el momento de dignificar la vida de los pueblos indígenas, de poder demostrar nuestra capacidad, de mostrar que somos seres humanos. Lo que queremos es desarrollar esa capacidad. También queremos que los territorios de todos los pueblos indígenas estén jurídicamente garantizados y también es fundamental la participación de los líderes territoriales para que sean los actores directos de esta relación con el Estado Nacional y con los Estados provinciales”.
La serenidad con la que Félix Díaz habla no sorprende. Podrían pensar algunos que allí, en ese corazón, están latiendo los pensamientos de tantos y sin embargo todo lo dice tranquilo, como si estuviera tejiendo puentes de acuerdos. Sigue diciendo: “Creemos que también puede sumar esta búsqueda de un diálogo más humano, que no sea un diálogo con condiciones. Porque nosotros tenemos necesidad de llevar adelante esta política para que Argentina se convierta en un país para todos, que no sea sólo un sector. Porque nosotros sabemos cómo sufren nuestros mayores en los territorios, las mujeres en la falta de asistencia médica, los jóvenes que no tienen acceso a una educación profesionalizada, no tienen trabajo, nuestros niños no tienen la educación que corresponde. Que nuestros enfermeros, enfermeras y parteros indígenas, que nuestros chamanes no pueden ejercer su labor por las condiciones legales que muchas veces impiden. Nuestros cazadores que ya no pueden desarrollar su actividad por los territorios privados que están en manos de pocas personas. Todas estas cuestiones, que tiene que ver con la vida de los pueblos indígenas, necesitamos destrabar para que podamos tener esa libertad que tanto anhelamos”.
Hubo aplausos y satisfacción. El dirigente había llevado la palabra de los pueblos y la había expuesto, había dicho lo que tantas veces dijo, pero esta vez frente al Presidente de la Nación.
Mauricio Macri, sentado a un costado de Díaz, tomó el micrófono y ordenó las palabras para responder. Y el silencio se hizo aún más presente, porque eran las palabras del Presidente, y muchos se preguntaban qué diría. Macri, finalmente, dijo: “Gracias a todos por estar acá, acompañándonos, de las distintas comunidades Indígenas, de los Pueblos Originarios de nuestro país. A mí me alegra mucho que después de ese primer encuentro, en el acampe de la 9 de julio, con Félix, en el que nos comprometimos a reunirnos y empezar una nueva etapa, que la estemos comenzando. Siento que es muy importante que nos demos la oportunidad de escucharnos, de mirarnos a la cara, de respetarnos, de decirnos la verdad y de asumir también que no vamos a hacer todo de una día para otro. Que la Argentina de hoy está llena de demandas. Hay realmente muchos compatriotas en la pobreza, estamos hablando de casi catorce millones de argentinos. Por eso, el gran objetivo que nos hemos trazado es una Argentina con pobreza cero. Pero para lograrlo, no sólo hay que apuntar al desarrollo de la infraestructura, de la educación, de cada economía regional, y Félix tendrá mucho para decir y aportar, sino que además tenemos que hacerlo unidos. No hay un camino en conflicto. Entonces, estamos acá porque hay mucho para ganar. Realmente empezamos a escucharnos, empezamos a entender cuáles son las distintas necesidades. Vamos a empezar a construir un camino distinto, y esa nenita que está hoy acá va a tener más oportunidades de las que tuvimos todos nosotros. Ese es el sueño que yo tengo como Presidente. Es ayudar a que cada vez más argentinos tengan mejores oportunidades y que esa nena tenga una escuela pública de mejor calidad cerca de done vive. De que su mamá esté orgullosa de que emprenda una actividad en una Argentina donde ella es importante, donde su aporte sea importante. Que el aporte de cada uno de nosotros sea reconocido, sea importante para que otro argentino, otro Pueblo Originario pueda crecer y desarrollarse”.
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En la conferencia de prensa, que se realizó minutos más tarde, se especificaron algunos puntos que están expresados en el documento entregado por la QOPIWINI (organización que agrupa a los Pueblos Qom, Pilagá, Wichí y Nivaclé de la provincia de Formosa). El Ministro de Justicia, Germán Garavano, indicó: “Para nosotros el tema de Pueblos Originarios es un tema prioritario. Nosotros consideramos que es el desafío de los Derechos Humanos en los próximos años. No es un tema asistencial. El área que tiene que ver con los Pueblos Originarios estaba en el Ministerio de Desarrollo Social, nosotros entendemos que es un tema de Derechos Humanos porque hay un montón de cuestiones que vulneran los derechos de estos argentinos que sufren realmente condiciones inadecuadas para poder desarrollarse. Es la gran deuda pendiente de los Derechos Humanos en Argentina. Y la idea es trabajar sobre una serie de puntos que ellos nos han dado y a partir de eso construir una política de Estado con todos los pueblos originarios”.
Por otra parte, el Secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, adelantó que: “Tenemos una agenda muy amplia que involucra, obviamente, el tema de tierras. Simultáneamente tenemos enormes problemas de acceso a la justicia, problemas de salud, problemas de educación, problemas de medio ambiente, de acceso al agua potable, de alimentación, de trabajo. Y esa agenda, también tiene que ver con la agenda 2030 que marca Naciones Unidas y que tiene una fuerte mirada hacía los Pueblos Originarios”.
Y para finalizar, Félix Díaz destacó: “Ya es el momento de vivir dignamente. Estoy orgulloso de poder estar aquí y poder compartir con ustedes este sueño. Que los Pueblos Indígenas tengamos la posibilidad de tener una vida digna, que no tengamos problemas de desalojos, que los territorios estén con la titularidad de la tierra a nombre de los Pueblos Indígenas, que los jóvenes tengan educación, que las mujeres tengan acceso a la salud, que nuestros niños tengan la educación que corresponde. Es increíble lo que está pasando acá, nunca me lo imaginé. Queremos diálogo, con respuesta, que se resuelvan los problemas y que podamos vivir en una Argentina en paz”.
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Cuando todos salieron y se dirigieron a una reunión en la Secretaría de Derechos Humanos ya no llovía. La humedad comenzaba a invadir todos los rincones. Apretaba el calor. Habían pasado las palabras y los primeros acuerdos. Las radios, los medios gráficos y la televisión estaban haciendo las noticias.
En una sala repleta de dirigentes indígenas se planteaban los primeros temas de fondo y la reestructuración del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) era uno de los puntos clave. Todos buscaban dar su opinión. Los funcionarios indicaron que esa reestructuración era un hecho y que esperaban las recomendaciones de la QOPIWINI para avanzar en el proceso. La Secretaría de Derechos Humanos y los nuevos funcionarios del INAI tienen órdenes expresas de ejecutar las propuestas de la QOPIWINI, se concluyó diciendo.
Luego la desconcentración y la vuelta a la ronda, a la asamblea para reflexionar, para seguir trazando los pasos.
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A las 14 hs. el sol estaba bien arriba. Todos habían vuelto al lugar donde se estaban concentrando. Capital Federal agota y fue necesario un descanso. Y la asamblea comenzó a decir. Todos llevaron allí las expectativas y las propuestas para lo que se viene, para lo que falta, para lo que es necesario seguir amoldando. Eran allí hombres y mujeres con propuestas que tendían a profundizar la unión y a encauzarla.
Sobre lo ocurrido, Bartolo Fernández, presidente del Consejo de Representantes de la Federación de Comunidades Indígenas del Pueblo Pilagá, dijo: “Hoy hemos entregado al Presidente un documento que venimos trabajando desde hace dos años. Entendemos que se tiene que terminar la discriminación, la represión. Cuando un Pueblo Originario reclama por sus territorios, lo primero que aparece es la policía, la gendarmería. Ojalá que cumpla lo que está diciendo”.
Domingo Justo Katachi llegó en representación de la Comunidad de Misión Tacaaglé, en la provincia de Formosa. Y se lo veía conforme. Él expresó un profundo agradecimiento a Félix Díaz, destacando: “Yo creo que ninguna de las comunidades está afuera. Gracias al hermano Félix, a través de ese acampe que realizó con su familia, pudimos tener ese diálogo con el Presidente. Yo creo que es difícil decir cómo va a suceder todo. Tenemos que trabajar ahora, lo único que nos queda es trabajar, es gestionar”.
Y además, alentó a su pueblo diciendo: “Que las comunidades se animen, que no se dejen manosear por los políticos. Nosotros siempre hemos sido perseguidos por los políticos, dejemos de lado a los políticos que siempre estuvieron en contra de nuestros derechos”.
En el mismo sentido, Oscar Moreno, Mapuche e integrante del canal de televisión Wall Kintun TV, expresó: “Nosotros estamos participando en diferentes instancias. Estamos en este momento convocados por Félix Díaz y por la QOPIWINI. Entendemos que es una instancia indígena. Tenemos que participar tratando de ver cómo aportamos. Es un gesto que el gobierno anterior no tuvo y esperamos que esto siga siendo la expresión de la necesidad de los Pueblos Originarios y que no se transforme en un aparato, en punteros. Ojalá que los Pueblos Originarios podamos emerger desde nuestra cultura, desde nuestro ser y que esta Argentina sea más diversa y nuestros pueblos sean más ricos en cultura y calidad de vida”.
Israel Alegre, miembro de la comunidad Nam Qom de la capital formoseña, estuvo todo ese día en pleno movimiento. Parece siempre un anfitrión. Haciendo para que sus hermanos se sientan cómodos, para que las palabras fluyan y las ideas se agrupen. En un momento, se acercó para manifestar: “Para nosotros este es un momento histórico. Que nos reciba un Presidente a una semana de sus asunción. Es el compromiso del Presidente que se cumplió. También se habilita una mesa de diálogo para tratar los derechos que no se cumplen”.
Sobre las dificultades existentes en torno al INAI, Alegre sentenció: “Si realmente se crea una ley, una institución que representa a los Pueblos Indígenas, debe ser una institución autárquica, que sea para los Pueblos Indígenas y que sean los propios Indígenas los que manejen su propia casa. Y no que nosotros seamos espectadores mientras que la gente que está en el INAI, para hacerla corta, viva a costillas de los Pueblos Indígenas. Se pasa un presupuesto millonario mientras que las comunidades se están muriendo por falta de atención médica, por desnutrición”.
Cipriana Palomo había llegado esa mañana a Capital Federal. Había tenido que viajar, junto a algunos compañeros suyos, veintidós horas en colectivo desde Pozo del Tigre, provincia de Formosa. Como Presidenta del Consejo de Mujeres de la Federación de Comunidades Indígenas del Pueblo Pilagá, opinó: “Nosotros apoyamos el documento que fue presentado hoy al Presidente de la Nación y supuestamente hay una acuerdo en todo lo que se planteó. Entonces es el momento de trabajar, de poner las cosas en marcha. Pensar ahora cómo va a ser la participación Indígena dentro del Estado Nacional para no caer en lo mismo que fue el gobierno anterior. Desde nosotros tenemos que ver cómo será esa participación. Se ha abierto una puerta para la QOPIWINI. Yo me voy contenta porque fue positiva la reunión”.
Los jóvenes también tuvieron un espacio destacado de participación. Wilson Lorenzo, enfermero Qom de Pampa del Indio, provincia del Chaco, reconoció que el objetivo es trabajar una agenda nacional con el Presidente de la Nación. Y destacó: “La QOPIWINI es un ejemplo. Ellos han consensuado este proceso de lucha. Los compañeros del Chaco queremos también aportar, tratar de darles nuestra mano a los representantes de la QOPIWINI. Hago un llamado a los hermanos del Chaco para generar un consenso sabiendo que el camino es la lucha. La QOPIWINI nos demostró que es posible llegar a un consenso, a un acuerdo”.
Pablo Asijak, perteneciente a la comunidad Qom Potae Napocna Navogoh, también estuvo recorriendo permanentemente la asamblea. Se acercaba a cada uno de sus hermanos y agradecía la presencia, saludaba el encuentro. En un momento, compartió su reflexión y dijo:“Veníamos buscando la forma de salir del conflicto. Nunca fuimos atendidos. Gracias a la lucha y a la firmeza en estos diez meses en la avenida 9 de Julio. Nosotros queremos que el pueblo se despierte y queremos compartirlo con todos los demás. Todos tenemos problemas en el territorio. El despojo en todos los lugares existe. Pero lastimosamente tenemos miedo. Si queremos destrabar los obstáculos tenemos que unirnos. Una manera es seguir caminando y llegar el acuerdo entre el Estado y los pueblos. Pudimos salir y gritar para encontrar la solución. Esta es una manera para poder plantear nuestros temas y que salga el miedo. Esperemos que no haya más conflictos, no queremos eso”.
Vinculado a la situación que se vive diariamente en las comunidades, Asijak finalizó: “Todos tenemos que despertarnos, tenemos que respetarnos entre las comunidades, tenemos que terminar con los conflictos internos, que nadie maneje las comunidades. La fuerza está en las comunidades”.
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La asamblea terminó. Por momentos los acuerdos llegaban rápido, sin muchas objeciones. En otros momentos, cuando había divergencias, se respetaban las opiniones, se ampliaban las miradas. Pero había algo nuevo en el aire, algo distinto. Lo que estaba claro era que las reuniones seguirían, que era necesario seguir encontrándose, que este proceso los estaría llevando a nuevos encuentros. Que en esa ronda de expectativas se estaban asentando nuevas bases, más fortalecidas. Y que había voces que llegaban desde las montañas y los ríos, desde los montes y las llanuras para recalcar la viva existencia de los Pueblos Indígenas en el país.
Ya caía el sol y las siluetas de los edificios trazaban su horizonte de cemento. Seguía haciendo calor y Félix Díaz todavía no parecía cansado. Había sido, sin dudas, un día largo. En un momento se arrimó, con una sonrisa de satisfacción, y dijo: “Lo más importante que me tocó vivir hoy es la presencia de líderes Indígenas, especialmente los de mi comunidad. Llegaron tres ancianos que vinieron a traerme energía y eso es lo que me motiva a seguir buscado la unidad de los Pueblos Indígenas”.
Sobre la reunión que mantuvo con el Presidente de la Nación, dejó en claro que: “El Estado Nacional tiene la obligación de recibir a los Pueblos Indígenas como corresponde. Y a la vez, tiene que entender que nosotros somos un pueblo preexistente. Como dirigentes tenemos la responsabilidad de transmitir nuestra política. Cómo queremos hacer, de qué manera queremos caminar, cómo estamos organizados. Porque acá, nosotros, ya estamos organizados. Tenemos nuestras propias autoridades, nuestra propia política. El Estado tiene que aceptar la organización de los Pueblos Indígenas”.
Esas eran las palabras inquebrantables, las palabras que no negocian ni se rinden. Palabras que se sostuvieron en el tiempo y que vienen recorriendo tiempos ancestrales. Son sin duda los años de luchas, las muertes dolorosamente injustas, los meses acampando en una ciudad dura, los insultos en las calles, los silencios mediáticos, las críticas punzantes, la minimización del justo y necesario reclamo indígena.
Pero también son las palabras que se enlazaron al calor de las asambleas y los ancianos, las palabras que recorrieron el mundo a partir de los estratégicos acuerdos con dirigentes indígenas y organizaciones sociales, las palabras que se hacen eternas cada vez que nace un nuevo niño indígena en esta parte del mundo.
Y para finalizar, dijo: “Nosotros tenemos que poner las reglas en el INAI y si el Presidente del INAI no cumple, los Pueblos Indígenas tienen la facultad de sacar, de cambiar o renovar el mandato. Yo creo que hay una expectativa enorme. Estar al lado del Presidente de la Nación fue histórico, pero hemos logrado eso gracias a la lucha de los Pueblos Indígenas. No fue una alianza de un partido político o un funcionario que influyó entre las relaciones del Estado y los Pueblos Indígenas. No es fácil participar pero es necesario. Las comunidades tienen que salir a luchar. Los dirigentes tenemos que estar al servicio de la comunidad, no al servicio de uno mismo”.