Su deceso se convirtió en noticia nacional y disparó un debate de posiciones inconciliables -como todos los de los últimos tiempos- entre los defensores de la teoría del “hecho doloroso pero aislado” -que expuso Jorge Capitanich cuando tocó el tema en una de sus conferencias de prensa en la Casa Rosada- y quienes consideran que el final del niño chaqueño demuestra el fracaso de las políticas oficiales en materia de asistencia sanitaria y social.
En la provincia, el gobierno reaccionó poniendo por delante las inversiones realizadas en infraestructura -con nuevos hospitales y puestos sanitarios en el interior- y la incorporación de agentes sanitarios indígenas para una mejor penetración de la asistencia en las comunidades originarias. El Centro Mandela lo relativizó diciendo que los nuevos complejos no tienen suficientes profesionales y que impera un racismo que hace que “algunos médicos no toquen a los pacientes indígenas ni con una tacuara”.
Mientras tanto, los padres de Néstor se preparaban en Villa Río Bermejito para despedir a su hijo mayor. Ellos y los demás familiares de la criatura fueron llevados al cementerio en un camión volcador de la municipalidad local. Iban todos sentados sobre la caja metálica, con una temperatura por encima de los 40 grados. Es decir, en condiciones en las que ni siquiera se trata al ganado. Entre los deudos, el pequeño cajón que les habían dado para el cuerpo de Néstor, un ensamble frágil y vergonzoso de maderas baratas.
El único funcionario presente fue el defensor del Pueblo, Gustavo Corregido, que asistió a título personal. Los qom rezaron y cantaron. “Néstor nos va a dejar un recuerdo: un recuerdo que dice que perdimos la guerra”, dijo el pastor que acompañó a la familia y dirigió la ceremonia, que debió abreviarse porque los encargados del camión comunal pedían mayor prisa.
El cajón fue abierto para una última despedida. El niño tenía entre sus ropas un autito de carreras de color rojo. Quizás su juguete preferido, quizás el regalo que le habían preparado para el 6 de enero, ese Día de Reyes que acabó siendo el de su partida.
Luego, el ataúd fue colocado en el pozo que habían cavado dos trabajadores del camposanto. Encima pusieron dos placas de cemento. No había lápida. Uno de los empleados del lugar llegó con un balde y una cuchara con la que colocó una capa de cemento fresco sobre una de las placas. “Pongan el nombre”, indicó. El pastor se acercó, y con un palo escribió: “Néstor Femenía, 2007-2014”.
2. La niña qom L.N.P. fue violada en agosto de 2003 en El Espinillo por un joven blanco. Otros dos muchachos se ocupaban de que nadie escuchara los gritos. Antes de dejarla ir, la amenazaron de muerte para que no denunciara lo que había pasado. Aun así se dirigió a la comisaría. Cuando los policías escucharon el motivo de su presencia, la tuvieron una hora de pie y no labraron actuación alguna. En vez de eso, la derivaron a un centro sanitario donde fue revictimizada con tactos vaginales y rectales.
La presión de la comunidad qom hizo que la policía debiera recibir la denuncia y la girara a la justicia penal. Durante el juicio, el tribunal permitió que se diera a entender que la víctima ejercía la prostitución y no habilitó que hubiera intérpretes para que los testimonios de la chica y de los testigos qom fueran comprendidos de manera íntegra y correcta.
Al firmar la absolución de los acusados, el juez de Cámara a cargo del proceso hizo todo lo necesario para que el crimen quedara impune y planteó que el ataque sexual había sido en realidad una relación consentida. Hasta llegó a decir que la fisura anal que había sufrido la víctima se debía a que el principal imputado, por ser joven, tenía una edad “en que la excitación sexual suele ser mucho más impetuosa”.
Años después, el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas dio por probado que se vulneraron todos los derechos de L.N.P.
3. Mártires López era un dirigente indígena muy respetado. Lideraba la Unión Campesina, que agrupa a pequeños productores qom y criollos. El 14 de junio de 2011, en medio de tensiones por una lucha a gran escala emprendida para mejorar la situación de sus representados, murió a raíz de un supuesto accidente de tránsito.
Para los integrantes de la UC y para su familia la versión oficial estaba cargada de inconsistencias, y se mantuvo la sospecha de un ataque intencional. Luego de manifestaciones y reclamos, se logró la reapertura de la causa para investigar un posible homicidio.
El 14 de noviembre del año pasado, la fiscalía que maneja la causa penal avisó a los familiares de Mártires que se iba a realizar, días después, una autopsia a los restos del dirigente. La policía, al notificar la novedad a la esposa y a los hijos de López, les recomendó que no difundieran la noticia y los pusieron al tanto de cómo se realizaría la pericia. Ellos no podían creer lo que escuchaban.
El plan consistía en exhumar los restos de Mártires, enterrados bajo un algarrobo a algunos metros de la casa familiar, y realizar el análisis forense allí mismo. Del árbol iban a colgar lonas para rodear el sector de trabajo, y pidieron a la familia que colaborara aportando la carretilla de su ladrillería para transportar el ataúd. También pidieron que se tuviera lista una mesa de la casa y sábanas, para colocar encima los restos.
La indignación fue tanta que la autopsia debió ser suspendida y reprogramada. Se hará este año, en Resistencia, en el complejo forense del Poder Judicial.
4. El 10 de octubre de 2013 nació Ariel en el hospital de Pampa del Indio. Era un bebé qom al que la pediatra a cargo le diagnosticó un cuadro de ictericia, por lo que debía recibir luminoterapia. Se lo colocó a esos fines en una incubadora que no funcionaba adecuadamente y en la que estuvo mucho más tiempo que el necesario. Prácticamente se olvidaron de él.
Lo encontraron horas después, sin vida, con quemaduras de distinto tipo en el 36% de su cuerpo. Cuando una tía del niño fue a retirar del hospital los restos, quisieron dárselo en una caja de cartón.
5. En 2007, la imagen de Rosa Molina en la Catedral de Resistencia, permitiendo que le levantaran su pulóver para que se pudiera ver su desnutrición extrema, rebotó en todos los rincones del país. Tenía 56 años y pesaba 24 kilos. La mujer qom acabó siendo un nombre más en una lista de más de diez casos similares al suyo.
El impacto fue duro para el gobierno chaqueño, en aquel momento en manos de la Alianza, que atribuyó todo a “una campaña de desprestigio”.
“No se trata aquí de hilvanar un debate mediático con quienes motorizan sus denuncias en base a un ajustado cronograma electoral, sino de cumplir con la obligación de informar a la comunidad sobre la realidad, despojada de oportunismos. Se puede afirmar que el gobierno no hace nada por los más necesitados y en particular por los hermanos aborígenes? En absoluto. La realidad es que el gobierno hace y mucho por los más necesitados, sin importar si son criollos o aborígenes”, decía la declaración difundida en aquel momento por la administración radical, con argumentos asombrosamente parecidos a los que hoy utiliza el justicialismo para afrontar las reacciones por la muerte de Néstor.
Es verdad, las cinco historias relatadas pueden ser pura casuística, pero tienen dos fuertes hilos conductores que las vinculan. Uno, el más obvio: la condición qom de las víctimas. El otro: el tipo de desprecio que debieron sufrir, que fue mucho más institucional que personal. Y lo grave está allí. No hay acciones individuales que puedan salvar lo que un Estado y una sociedad no consideren digno de salvación.
“Cualesquiera que sean las desigualdades que una sociedad acepte y cualesquiera que sean los argumentos que pretendan justificarlas, desde el punto de vista moral, la única desigualdad que por razones conceptuales no es admisible es la desigualdad de dignidad, ya que ella significaría también una desigualdad de humanidad”, dice el juez de menores Rodrigo Morabito, de la Asociación Pensamiento Penal, en un texto que se puede leer en la página 6 de esta edición.
Abel Albino, el médico que creó la Fundación Conin, que batalla en todo el país -también en el Chaco- contra la desnutrición infantil, dice (a vuelta de esta hoja) algo tan evidente como negado: “Sólo encuentra desnutridos aquel que sale a buscarlos”.
Y frente a la innegable realidad de una mejora en los ingresos sociales de los sectores más relegados del país, advierte: “Uno cree que un pobre es una persona igual que nosotros, pero sin plata. Y no es así, el pobre es pobre en familia, alimento, estímulos, fuerza, entusiasmo, sueños, ideales, introspección, retrospección, experiencia adquirida y encima... no tiene plata”.
En el caso de la interminable tragedia de nuestros pueblos originarios, y de nuestros pobres extremos en general, ningún cambio será pleno si no hay, además de recursos e infraestructura, un respeto integral por su condición humana y si no se asume que la existencia de tan solo un caso de desnutrición infantil vuelve superfluas a todas las inversiones oficiales que no apunten a extinguir sus causas.
De lo contrario, proseguirá la indefinida reelección de los qom para las indignidades que les dejamos reservadas.
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